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Artesanía, Número cinco

Muñecas de trapo

Muñecas de trapo

Porque lo que está hecho a mano
cobra más valor

TEXTO
CRISTINA SARALDI

FOTOGRAFÍA
CLARA B MARTÍN

Las muñecas de trapo tienen una energía especial. Hay algo melancólico en su tacto que las hace únicas y las llena de recuerdos inolvidables.

En Kiva magazine nos encantan, y por eso hemos querido saber un poco más acerca de ellas buceando en la historia de este juguete universal que traspasa fronteras y que ha convivido en un sinfín de culturas desde hace siglos.

Lo primero de todo nos preguntamos ¿qué es una muñeca de trapo? ¿Es un juguete? ¿Es sólo para niños? ¿Está realmente hecha con trapos?

Si nos remontamos a su origen, sabemos que estaban cosidas a base de retales. El tipo de ropa que llevaban caracterizaba la vestimenta de la época en la que estaban.

También sabemos que se acolchaban con restos de rellenos que la hacían blanda y suave la mayoría de las veces. El relleno, a través de los siglos, ha variado. Hoy en día se hacen también de poliéster, pero para llegar a este material, las muñecas se han rellenado de paja, hilo, plumas, algodón, lana, espuma o nailon.

Se sabe que en la civilización egipcia existía ya este tipo de muñecas. De hecho, se conserva una de lino hecha de harapos y papiro. También en el Museo Británico podemos encontrar un ejemplar de la época romana que data de la primera mitad del siglo V AC. Las jóvenes romanas antes de casarse ofrecían las muñecas a los dioses como símbolo de abandono de la niñez.

Kiva magazine
Muñecas de trapo

«Para Waldorf, la muñeca va evolucionando según el desarrollo del niño».

Aunque inicialmente era un juguete, cada vez son más las personas que hacen de estas muñecas un elemento precioso para decorar. Siempre ha sido más barato y resistente que el resto de juguetes, de ahí su imagen algo sucia y polvorienta.

El hecho de ser poco resistentes ha generado que se hayan encontrado pocas a lo largo de la historia. Sin embargo, sabemos que han existido en la vida de millones de niños.
Con el paso de los años, ya no hablamos sólo de muñecas de trapo, sino que se va sustituyendo su nombre por el de muñecas de tela. Ya no hablamos de objetos sucios, sino elementos de un trabajo minucioso, muy elaborado, y dignos de cualquier espacio bello.

Es por esto que la evolución de las muñecas de trapo es tan interesante. Son muchas las marcas que cada vez elaboran muñecas más bonitas y cuidadas, no sólo para niños, sino también para los adultos.

Muñecas de trapo

A lo largo de la historia también se han ido definiendo distintas maneras de hacer muñecas, cargando a este elemento de vida y de arte. Con ojos, sin ojos; con brazos, sin brazos; con o sin piernas… Un sinfín de opciones para este juguete que ha trascendido el paso de los años.

Lo que sí tienen en común todas es que el niño o niña que tiene una muñeca de tela, conecta con ella, teniendo como objetivo principal identificarse con él.

Como dice la pedagogía Waldorf, la muñeca que el niño tiene en sus manos es un espejo de su propio ser y de la situación en que se halla su desarrollo. Es por esto que para Waldorf, la muñeca va evolucionando según el desarrollo del niño; primero muñecas de nudos, donde brazos y piernas se intuyen, y después muñecas con brazos y piernas más definidas.

Hoy en día son muchas las muñecas cuya estética deja maravillado a cualquiera que las ve o las acaricia. Cada vez son más los artesanos que deciden crear muñecas acordes con las épocas actuales y representan multitud de personajes reales o fantásticos a través de retales, telas o cualquier otro material.

Una vez más, las muñecas de tela representan la época en la que vivimos, y quién sabe qué llegará al futuro para conocer de primera mano cómo era esta época en la que hoy habitamos.

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