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Cuarto número, DecoLa casa de los sentidos
Porque hay espacios donde vives
con todo tu cuerpo
TEXTO
MÓNICA DIAGO
FOTOGRAFÍA
CLARA B MARTÍN
Éste podría ser el título de una novela, aunque se trata de una casa en la que seguro que muchos podrían inspirarse para escribir un libro.
Un finca en mitad del campo, con vistas espectaculares a un valle cuyos colores varían del amarillo al rojo según la estación del año, y con olores intensos que traspasan muros y ventanas y penetran en su interior.
Esta casa de la campiña italiana tiene una decoración rústica a la que le han dado una vuelta de tuerca. Mezcla elementos tradicionales como los colores o los materiales de construcción, con mobiliario más contemporáneo como los sofás o las sillas de la zona del salón y comedor.
«Los muebles son los protagonistas de todos los espacios».
Este tipo de decoración tan característica hace especial hincapié en el entorno y en las tradiciones. Al igual que en la gastronomía de esos pueblos, donde se pretende recuperar y dar valor a las recetas originales de las abuelas; con el interiorismo tratan de reflejar la naturaleza y la simpleza de la antigua Italia. De esta forma los colores empleados son todos aquellos de la gama de los ocres, rojizos y terracotas, en definitiva, los cálidos. Y si aparecen de una forma irregular todavía mejor, para dar sensación de desgaste ocasionado por el paso de tiempo. Son colores que pueden verse si nos asomamos por las inmensas cristaleras del salón, con una estética mucho más innovadora y que le da el toque de modernidad.
La personalidad de esta casa también se observa en los materiales de los revestimientos, como las vigas de madera, la piedra natural de las paredes o el suelo de baldosas de barro, todos ellos elementos naturales y nobles. Este suelo, al igual que las paredes, no sólo sirve para crear una casa más acogedora, sino que tiene una función práctica: la de mantener el calor que desprende la chimenea en los días fríos de invierno y proporciona un elevado confort térmico.
Los muebles son los protagonistas de todos los espacios. Desde el baño, con su alacena de madera natural para guardar las toallas y la ropa de baño, hasta la cocina, con una mesa rústica y unas sillas azules que le aportan el toque de color y contrastan con el resto del mobiliario blanco y sobrio de la cocina.
Y por supuesto, no hay que olvidarse de la zona principal del hogar, el salón, con rincones para ejercitar y desarrollar cada uno de los sentidos: un piano de pared para el oído, una chimenea para el olfato, una cristalera para recrearse la vista, un rico desayuno en la mesa de comedor o una tarde de lectura en compañía en cualquiera de sus sofás.
¿Es o no es una vivienda digna de ser la protagonista de una novela?
